Cuando los neumáticos pueden suponer un ahorro

El manejo de un coche, o cualquier vehículo, tiene una parte esencial en los neumáticos. Es la unión entre el vehículo y el firme, de forma que es comprensible que influyan de forma ostensible en la manejabilidad de un coche. Por extensión, se trata de uno de los consumibles de menor vida útil del vehículo, y siempre es importante llevarlos en las mejores condiciones posibles.

El agarre de un coche depende del rozamiento, de la fricción entre el firme y los neumáticos, y de ello depende la capacidad de frenada, aceleración, paso por curva… Evidentemente, todas estas variables se pueden ver alteradas en función de las condiciones externas, como la meteorología, el tipo de vía, el material de la misma y muchos otros influyen directamente en el rozamiento del neumático y, por tanto, en el agarre. Cuanto peores sean estas circunstancias, más complicada será la conducción, y más importante aumentar la atención y seguridad de la misma. Los neumáticos de baja fricción se sirven de este principio para poder reducir el rozamiento y, por extensión, el consumo del vehículo, tanto en combustible como en neumáticos. Estos neumáticos introducen unos compuestos especiales en la zona del neumático que está en contacto con el asfalto (banda de rodadura) que reduce el rozamiento.

Estos neumáticos, además, tienen unos niveles de respuesta altísimos, de forma que la seguridad en carretera nunca se ve rebajada, incluso se podría decir lo contrario, teniendo en cuenta la importancia de tener unos niveles de rozamiento no muy elevados en el neumático.

Evidentemente, se trata de neumáticos pensados para utilitarios básicos, ya que en automóviles muy potentes se puede poner en peligro la seguridad reduciendo el rozamiento. El control de este tipo de vehículos exige unos niveles de adherencia muy altos, y no parece lo ideal utilizar este tipo de neumáticos que reducen ostensiblemente el rozamiento.

Sin embargo, no podemos detenernos sólo en el factor de rozamiento para analizar el consumo de un vehículo. Existen otros muchos parámetros que hay que controlar si queremos que el consumo se vea reducido de una forma que nos resulte apreciable. La circulación en la marcha indicada (de forma que el vehículo no alcance demasiadas revoluciones), la presión oportuna de los neumáticos (ya que, de no ser así, la vida del neumático se acorta, y la conducción se ve afectada) y otros factores tales como el uso de climatizadores, son importantes también a la hora de reducir el consumo y aumentar la eficiencia de nuestros vehículos. El compuesto de los neumáticos es otro factor que influye tanto en el desgaste de estos como en el ahorro de combustible y, evidentemente, en el de gomas. Por su parte, los neumáticos de baja fricción pueden ser una ayuda extra para aliviar los bolsillos de los conductores, si bien siempre pensando en el medio y largo plazo.

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